Pedid que os deshuesen las muslos de pollo (1500 gramos) y que le separen la piel. Sobre todo que os la guarden porque formarán una parte importante de la receta.
Cortar cada muslo en 3-4 trozos y lo colocamos en un cuenco bien grande que os quepa en la nevera.
Tostamos el azafrán (0.30 gramos). Hacemos un sobre con papel de aluminio y lo colocamos encima del fuego hasta que empiece a echar un poco de humo. Con cuidado que se quema deprisa.
Añadimos al pollo los ingredientes de la marinada:
Mezclamos todo bien y dejamos marinar en la nevera durante 3-4 horas.
Mientras, haremos un aceite de pollo y unas cortezas de piel de pollo con las pieles que teníamos reservadas.
En una cazuela pequeña las calentamos a fuego bajo y ya veréis cómo empiezan a dejar todo el aceite y se acaban quedando unas cortezas bien crujientes, que dejaremos reposar sobre papel absorbente.
También podemos preparar la salsa blanca mezclando los siguientes ingredientes:
Reservamos en la nevera.
Pasadas las horas del marinado, preparamos las brochetas de aluminio pinchando bien el pollo (si es necesario más de una vez por trozo) para que quede todo compacto y, más o menos, del mismo diámetro.
Lo dejamos reposar de nuevo en la nevera toda la noche.
Pasadas de nuevo las horas del marinado, precalentamos el horno con la opción grill a máxima potencia.
Colocamos las brochetas en una bandeja de horno de forma que queden flotando, y las cocinamos 20 minutos por cada lado. En el momento de darles la vuelta, las pintamos con el aceite de pollo que teníamos reservado.
Una vez cocinado (debe quedar alguna parte tostada), lo dejamos reposar unos minutos y después lo podemos cortar de arriba abajo para hacer los trozos característicos del kebab.
Para preparar el kebab tenemos a mano:
Emplatamos: una capa de las dos salsas, el pollo, el feta, la lechuga, las aceitunas, más salas (si queremos) y las costras de pollo.
Enrollamos como si fuera un burrito y lo calentamos a la plancha o sándwichera para sellar el kebab.